Ernesto Sábato, una de las personas que más influencia ha tenido en mi formación cultural y espiritual.
Creo que Sábato es un paradigma de desarrollo intelectual, un espíritu lúcido y dotado de una inteligencia analítica extraordinaria. Un hombre cuya formación científica de altísimo nivel, Sábato participó en los comienzos de la energía atómica, Sábato se doctoró, en 1938, a los 27 años y obtuvo una beca para investigar sobre física nuclear en el Laboratorio Curie, con Irène y Frederic Joliot-Curie. Desarrolló su tesis doctoral sobre termodinámica, especialidad que aporto mucho al desarrollo tecnológico del siglo XX. Su profunda introspección racionalista le llevó toda su vida a cuestionarse las grandes y eternas preguntas sobre el hombre, la humanidad y su destino en el cosmos.
Su personalidad, muy exigente, y su espíritu crítico, llevado a extremos- que solo en un genio es normal y comprensible,- y que al resto de la humanidad tacharíamos de enfermedad mental. Su personalidad le encamino a andar por mundos muy complicados de conocer, no evito un compromiso absoluto con el hombre común, la naturaleza humana en su aspecto más primario, la violencia, el odio y la crueldad, nunca pueden ser aceptadas por mentes elevadas y espíritus sabios.
“Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil “
Como hombre tomó decisiones muy contradictorias para la sociedad en la que le tocó vivir su juventud y su madurez vital e intelectual. Estar en lo más alto de la ciencia de su tiempo, con todo asegurado y abandonarlo, para empezar un camino lleno de incertidumbres donde como él decía: hay personas para las que 2+2 son 5.
Por encima de sus logros académicos y artísticos, la figura de Sábato para mí, es la conciencia y la honestidad, llevadas a su máxima expresión vital. Al margen de sus antagonismos y luchas políticas; Sábato representa una apuesta en firme por encontrar las causas de la idiosincrasia de la humanidad, hallar el equilibrio entre la razón y la pasión, el bien y el mal, misticismo y agnosticismo. La ciencia se apoya en las matemáticas y la observación de los hechos, la contemplación de la naturaleza y el conocimiento profundo de sus leyes, sin embargo ¿A dónde nos conduce? ¿Qué precios pagamos por sus beneficios?
Sábato eligió al hombre con todas sus contradicciones, firme en su crítica con él y sus logros pero también esperanzado en su testimonio de que lo mejor puede surgir de la misma matriz, a través del conocimiento y la adhesión a la verdad histórica. Sábato se hizo sin quererlo “símbolo de humanidad y sentido de justicia”. Ernesto Sábato me enseñó a entender en qué yo estaba equivocado: “no se puede andar por las dos orillas, cruzando el rio por puentes fáciles o zonas poco profundas, hay que elegir una orilla y continuar por ella, hasta llegar a desembocar en el inmenso océano común a todas las orillas.
“Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse.”
El arte de la literatura es la búsqueda de mundos mejores, que nuestra imaginación crea y el hacernos la eterna pregunta: ¿qué es el hombre inmerso en su propio sistema? No lo sabemos. El arte es por tanto, un refugio y la ciencia la búsqueda de nuestras incertidumbres vitales.
Sábato vivió entre dos polos antagónicos, durante toda su vida. Se entrego al ideal de un hombre nuevo tomo partido por su conciencia y un fin. Cambio las preguntas de su mundo científico,- que conoció muy bien de primera mano- y busco respuestas en ambas orillas de este eterno rio existencial Heraclitiano pero al final de todo y pese a la dificultad, de vivir y de nuestras esperanzas; nos seguimos preguntando ¿qué mar encontraremos al final? Sabemos que con la imaginación logramos cambiar el mundo y superar antiguos temores ancestrales que con la ciencia y la tecnología desarrollamos ”un mundo mejor” Sin embargo algo falla en este esquema, los temores sólo cambian de lugar o magnitud y la inherente espiritualidad de la humanidad no encuentra su cauce y su orilla. Paso a paso la duda nos abre los ojos.
Seguimos sufriendo el silencio del vació, la falta de certezas de nuestra intima conciencia. Conocemos los mecanismos de la vida y la muerte, nos acercamos a entender como era el universo antes del todo; paradójicamente seguimos alimentando un sistema artificial que nos obliga a ser lo que intuimos que no podemos seguir siendo.
Sábato lo comprendió y anduvo por las dos orillas la razón y el mito, certeza y duda, se dio cuenta de que sólo nos queda la esperanza de una humanidad sin prejuicios para alcanzar una madurez sin miedos; es un largo viaje que solo se puede lograr con la voluntad del logos y la superación de nuestros miedos.
Ernesto sabato murió en en su casa de santos lugares 30 de abril de 2011 fue un escritor, ensayista, físico y pintor. Escribió tres novelas: El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador, e innumerables ensayos sobre la condición humana. Su ultimo libro “Antes del fin “ se considera su testamento vital.
Elegidos, Ernesto Sabato, Reflexión