Iñigo Melquíades Aramburú fue un erudito nacido en 1755 en Zarautz, aunque hay dudas de si vio la luz en Bilbao.
Melquíades es un personaje de la historia, que se distinguió por ser un gran polemista, porfiador docto en el arte de contradecir en toda tertulia o reunión.
Tenía un gran dominio de la demagogia, que no tardaba en desarrollar con vehemencia ante todos aquellos que se atrevieran a contradecirle en sus argumentos.
Iñigo Melquíades Aramburú como comerciante viajo por toda Europa llegando a introducirse en los círculos más polemistas de los grandes pensadores de su época.
Nunca llego a escribir un libro, ni se afilio a ningún movimiento social o político; espíritu libre y porfiador, defendía contra todos, sus disquisiones.
Entre sus anécdotas más famosas destaca, aquella en la que él mismo llego a afirmar, que solo leyó un único libro en toda su vida, la Biblia.
No se puede afirmar que Iñigo Melquíades Aramburú poseyera una doctrina o sistema filosófico propio, que le encuadre en ninguna de las distintas corrientes o escuelas de pensamiento de su época. Porfío sobre todo y contra todos, sin importarle su escala social ni las circunstancias en que se encontrara.
Lo más trascendente del genial porfiador fue su polémica con el autor de la crítica a la razón pura y la razón práctica. Emmanuel Kant conociendo la fama de porfiador de Melquíades, le retó a mantener una discusión epistolar, en las cuales le exhorta a Melquíades a contradecir ésta máxima, que el pensador alemán le atribuía a su persona y maneras de comportarse:
“los negadores o porfiadores, solo aciertan cuando demuestran su propia aporía, confirmando así, su propia ignorancia y falsedad”
La misiva fue viajando por media Europa hasta dar con el vasco en Londres. Melquíades no se amedranto ante la figura de Kant y acepto el reto sin medir la consecuencias que pudiera ocasionarle tan fuerte polémica.
En carta fechada el 29 de Febrero de 1772, Melquíades respondió al insigne filósofo.
la ignorancia es ciencia complicada de aplicar, pues inspira a las mentes lúcidas a porfiar de sus manifestaciones, tomando en consecuencia sus palabras, el ignorante se expresa con la sabiduría del indocto; siendo estos espíritus de contradicción, los que dan razón de ser y existir a los que poseyendo una mente clara, pero ignorante, primero niegan y luego afirman y llegan a desarrollar doctrinas y máximas, que en nada cambian a las gentes de pensar sencillo y acomodados al sentir general. Se puede vivir sin reflexionar.
Los grandes pensadores de la historia usan e inventan palabras vacías para poder afirmar sobre grandes misterios, sin llegar, salvo triquiñuelas de retoricas y enrevesada dialéctica tratar de definir, lo que a nadie importa, salvo a los ególatras de la vanidad y perseguidores de gloría. Grandes pensadores que primero que sabios fueron porfiadores e ignorantes.
Por lo que se pudo saber Melquíades no llegó a convencer al crítico Kant, que sin embargo en su última misiva, dejo escrito:
la lógica de Iñigo Melquíades Aramburú, no siendo acertada, no está exenta de razón en el mundo de la ignorancia y del porfiador zafio.
De Melquíades no se supo más, se fue perdiendo su pista en Italia donde algunos dijeron que se metió a monje cartujo profesando voto de silencio.
La historia hace a veces de extraños personajes una moraleja con su vida transformándolos en un principio universal.
Antes de porfiar recuerda a Iñigo Melquíades Aramburú.